«Nosotros estamos bien. Espero que vosotros también.» – Muestra de Miguel Aguirre

El siguiente texto toma extractos de lo escrito por texto Paula Eslaba para presentar la muestra «Nosotros estamos bien. Espero que vosotros también.» de Miguel Aguirre. La muestra se encuentra actualmente en la Galería Daniel Cuevas, en Madrid, hasta el 13 de marzo.

La propuesta de Miguel Aguirre (Lima, 1973) surge del diálogo entre esta corta y larga distancia de la mirada, abarcando la experiencia autobiográfica y personal del artista, así como el plano histórico y social en el que se inscribe. La dimensión más íntima e inmediata que ha traído la experiencia de los últimos meses y la posibilidad de observar con distancia crítica sus consecuencias. Las obras presentadas se pueden entender como la representación figurativa y metafórica de la vida durante parte de este último año: la distancia entre los cuerpos, la imposibilidad del contacto físico cotidiano, la virtualización de las prácticas laborales que antes eran presenciales y la hiperconectividad a través de dispositivos tecnológicos que toman ahora un lugar central como forma de socialización.

A inicios del confinamiento impuesto en Lima, Aguirre encuentra en la plataforma Instagram una vía para documentar la dimensión visual de su experiencia. Los planos detalle, texturas y colores del interior se combinan con planos más abiertos de los momentos en los que sale a la calle. Tomándolo como base surgirán una serie de obras que componen un diario visual. La pluralidad de medios responde a esta lógica de intentar dar cuenta de una experiencia fragmentaria. Las pinturas Día 49, Día 49 (Exagono) y Día 83 (El jersey de mi padre), resultado de la cohabitación del artista con sus padres durante los primeros meses de confinamiento, dan lugar a la exploración de una dimensión más íntima y familiar de su práctica.

Día 49
Día 49 (Exagono)
Día 83 (El jersey de mi padre)

Así mismo, el retablo Día 41 / Día 70 / Día 30 o Los que marcharon, realizado en colaboración con el artesano Manuel Trini, da acceso al día a día del interior de un hogar donde las sábanas cuelgan a la espera, como anunciando un tiempo muerto.

Este conjunto de obras, lejos de resultar anecdóticas, introducen un potencial disruptivo en la lógica de la exhibición al dar un lugar a la dimensión afectiva y al disfrute de la práctica misma de la pintura dentro del recuento crítico de un contexto como el actual.

Los que marcharon

En el tríptico compuesto por las obras Día 64 / Día 69 / Día 62 o Luna-satélite-anillo, los tres círculos se presentan como parte de la nueva visualidad urbana que encontramos en Lima durante los meses recientes, donde las tiendas y locales comerciales señalan en el suelo con pintura el lugar donde los clientes deben ubicarse a fin de guardar la distancia social requerida. En esta obra, si bien ese primer gesto de mirar al suelo nos confronta con la realidad más cruda, al mismo tiempo da lugar a un ejercicio de abstracción donde la mirada se aleja y los círculos toman forma de cuerpos celestes.

Las obras El martillo y el baile, Cola y Día 10, tejidos elaborados en colaboración con Elvia Páucar, artesana heredera de la tradición textil de San Pedro de Cajas (región de Junín), presentan imágenes que tienen como referencia los isotipos de las infografías y diagramas de los artistas del constructivismo figurativo de inicios de las Vanguardias del s. XX. Reactualizando la exploración de las Vanguardias sobre la relación entre cuerpo y espacialidad, los tejidos exploran, a través de una estética sencilla, cómo el cuerpo y la actitud se ubican ante la nueva situación.

El martillo y el baile
Cola
Día 10

Si en el s. XX los trabajadores de las fábricas resultaban alienados por las condiciones de trabajo, en el presente se le suma además una serie de sofisticadas vías para modelar el comportamiento, los movimientos y las acciones. En Día 89 Aguirre toma como referencia el poster de Augustin Tschinkel, donde los personajes alaban un plato de comida como la gran promesa para el proletariado, reemplazando ese lugar libidinal por la conexión a internet y las redes sociales.

Los trabajadores representados se hallan entonces doblemente aislados. No sólo de manera física a través de los mecanismos de control laboral, sino también a través del deseo, con los ojos ‘puestos’ en las promesas del sinnúmero de imágenes, videos y mensajes que fluyen en las redes.

Día 89

Retomando la premisa inicial, la muestra de Aguirre transita en orden no lineal entre el primer plano y la profundidad de una memoria vivida. Desde su dimensión más personal hasta el reconocimiento de las implicancias sociales y políticas, captura cercanías antes no visibles para poder proyectar la mirada hacia condiciones ultra-presentes.

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