Cara a Cara con los Gorilas de Montaña, por Arturo Bullard

No tengo la menor duda que el poder estar, cara a cara, frente a una familia de GORILAS DE MONTAÑA, es el sueño de cualquier amante de la fotografía y la naturaleza. En mi primer viaje al África, en el año 2011, estuve a punto de cumplir este gran sueño. Por diversas razones no puede hacerlo. 9 años después, regresé al África con un solo objetivo: observar y fotografiar a estos bellos e imponentes primates.

Llegando a Rwanda

Luego de pasar una noche Kigali, capital de Rwanda, partimos rumbo al PN Los Volcanes; hábitat de los GORILAS DE MONTAÑA. Nos hospedamos en el espectacular hotel SINGITA, uno de los mejores del África. Desde nuestra habitación teníamos una espectacular vista a los volcanes del Parque Nacional.

La noche fue larga, la gran ansiedad de que uno de los días mas soñados de mi vida, este a la “vuelta de la esquina”, casi no me dejó dormir.

Y Llegó el Gran Día

Nos levantamos muy temprano, luego de un ligero desayuno partimos hacia el control principal del PN Los Volcanes. La zona de los volcanes de VIRUNGA la comparten 3 países: Rwanda, Uganda y el Congo; es el único lugar del planeta donde viven los GORILAS DE MONTAÑA. En los años 80, estos bellos primates estaban destinados a desaparecer. En esos años se calculaba que la población no sobrepasaba los 200 ejemplares.

Fue gracias al trabajo de la norteamericana Dian Fossey que hoy en día la población de GORILAS DE MONTAÑA sobrepasa los 1000 ejemplares. La lucha sin cuartel que libró contra los cazadores furtivos le costo la vida; fue brutalmente asesinada el año 1985; hoy su gran legado vive entre las montañas de VIRUNGA. Su historia quedó plasmada en la película “Gorilas in The Mist” (1988) protagonizada por Sigourney Weaver.

En el centro de control nos designaron una de los 12 familias que se visitan en las montañas; cada grupo de visitantes no sobrepasa las 8 personas; son 96 visitantes al día como máximo. De acuerdo a la familia que te asignen, la caminata puede durar entre 1 y 5 horas; una vez que hagas contacto visual con la familia de GORILAS solo hay una hora para observarlos y fotografiarlos; ni un minuto mas.

No llevábamos ni una hora de caminata cuando uno de los guías nos dice: “Buenas noticias, los GORILAS se encuentran a menos de 5 minutos de aquí”. Me comenzó a sudar todo, la emoción extrema invadió todas las células de mi cuerpo.

Cara a Cara con los GORILAS DE MONTAÑA

Pocos minutos, montaña arriba, nos esperaban los primeros ejemplares del grupo: dos madres con sus dos pequeñas crías; una de ellas con solo 2 meses de nacida.

Metros mas allá me topé con el gran MACHO ALFA, el ESPALDA PLATEADA. Se encontraba al frente, a solo 5 ms de distancia, comiendo bambú. Me senté muy tranquilo y lo empecé a fotografiar. Cada cierto tiempo me miraba de reojo, como diciéndome: “Ahí estas bien, no des un paso más”.

Lo que vino a continuación fue maravilloso, digno de cualquier documental de NATGEO. A pocos metros de nosotros dos GORILAS hembra empiezan a pelear; a los pocos segundos, el gran ESPALDA PLATEADA, somete a una de las GORILAS paralizándola por completo. Nosotros solo observábamos con la boca abierta, no podíamos creer lo que habían visto nuestros ojos y fotografiado nuestras cámaras.

Como el tiempo es tirano, la hora pasá más rápido de lo que me hubiese gustado, miré por última vez a esta bella familia GORILA y empecé mi camino de regreso; estaba aturdido y emocionado. No aguanté mas y me puse a llorar.

Del camino de regreso casi no me acuerdo, mi mente se había quedado tan pegada a la experiencia vivida que caminé en automático rumbo al hotel.

 “Cuando te das cuenta del valor de la vida, te preocupas menos por discutir sobre el pasado y te centras más en la conservación para el futuro.”

– Dian Fossey
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